MATICES • Art Gallery
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Statement

Fundada el 5 de mayo de 1997 por Dody Gaona. MATICES • Art Gallery es un referente del arte en Paraguay. Es un espacio dinámico y colaborativo, comprometido con la cultura del país. Mantiene una agenda activa junto a artistas, curadores y expógrafos.

Director: Dody Gaona & María Ayala
País: Paraguay
Ciudad: Asunción
Dirección: Cruz del Defensor 241, casi Quesada (Villa Morra)
Teléfono: +595 984 616161
Email: yp.moc.secitamairelag@etrasecitam

Artistas exhibidos

Sebastián Boesmi

Artistas de la galería

Félix Toranzos
Jonathan Amarilla
Gabriela Díaz de Espada
Laura Piñeiro
Enrique Espínola
Flavio Giménez
y otros

LEY Y ORDEN
EN SEBASTIÁN BOESMI

Por Javier Díaz-Guardiola

Persona de verbo fluido y conversación distendida, hay una pregunta que, sin embargo, cada vez que se la hacen, si yo fuera Sebastián Boesmi, a mí me pondría en un aprieto. Y no debería ser una cuestión complicada, sobre todo cuando atañe a algo tan básico de su biografía: “Sebastián, ¿de dónde eres?”. Técnicamente, nuestro artista nació en Salta, Argentina, en 1980. Pero su formación se llevó a cabo en la Universidad Nacional de Asunción, en Paraguay (él tiene clarísimo que este es su contexto), completándose después en Nueva York (Art Students League), mientras en la actualidad vive y trabaja en Madrid, España. Entre medias, estancias más o menos amplias en Johannesburgo, en París, en Berlín, en Ámsterdam, en Miami y en Barcelona. Lógico que le cueste definirse. Y lógico que su trabajo verse sobre desplazamientos e identidad.

“Me interesa lo híbrido, lo que escapa a las definiciones rígidas –cuenta–. En este sentido, busco descolonizar lo aprendido, desarmar lo dado, cuestionar lo establecido y cargar de nuevo de significado lo que se da por sentado. A través de mis imágenes reconstruyo narrativas e imagino una dialéctica entre lo que parece fijo y lo que está en constante mutación”. En este sentido, tampoco resulta nada sorprendente que este proyecto para la galería Matices lleve por título “Orden en el caos”.

Y en el centro de todo, la pintura (o el dibujo, que es lo que ordena su estructura). Pero también la tecnología. No en vano, la misma pintura es una técnica. Me remite Boesmi a Donna Haraway y Ursula K. Le Guin: “Para usar bien el mundo, para dejar de malgastarlo y de desperdiciar nuestro tiempo en él, tenemos que aprender otras formas de estar y ser en él” (1). Para ambas pensadoras, la elección de la herramienta correcta será capital para nuestra supervivencia o, mejor dicho, nuestra interacción apropiada y en armonía con el mundo y el resto de criaturas que lo pueblan.

En este punto, Boesmi me lleva directamente a 'la cocina' de su obra, a su 'herramienta', y, en este sentido, me habla del concepto biológico –y también filosófico– de autopoiesis, es decir, la capacidad de todo sistema, especialmente en los seres vivos, de reproducirse a sí mismo y mantener su estructura a lo largo del tiempo. Esto es, es la capacidad del conjunto de generar continuamente sus propios componentes y mantener su identidad a través de procesos internos. ¿Por qué no aplicar eso al proceso pictórico?

Nuestro interlocutor me confiesa que esta sería su última investigación en torno a la tecnología, su manera de lidiar, por ejemplo, con el empuje de la Inteligencia Artificial, que, obviamente, llegó para quedarse. Boesmi está educando a una loRA (o low-rank adaptation), o lo que es lo mismo, un sistema de programación que permite adaptar a modelos grandes fórmulas de aprendizaje automáticas para tareas específicas con el menor número de recursos computacionales.

En 'cristiano': nuestro artista se sirve de la IA para 'enseñarle' a identificar sus propias pinturas, sus propios trabajos, para que esta, obviamente, no termine pintando como él, pero sí para que le arroje soluciones ágiles, pequeños bocetos, de por dónde podría ir la cosa cuando él mismo se tiene que enfrentar a un problema. Y, obviamente, como humano, él es el que decide en último término si hacer o no caso a la respuesta lanzada.

¿Es o no es esto poner cierto orden en el caos? Y, sobre todo, una toma de posición, pues, como anunció McLuhan hará ya unas cuantas décadas, el medio es el mensaje, y cuanto antes 'hagamos las paces' con unas herramientas que no tienen marcha atrás, antes asumiremos la evidencia. A lo que se suma que la Historia siempre termina dando la razón, y ni la fotografía acabó por matar a la pintura, ni el acrílico al óleo.

De forma que, volvamos a las pinturas que presenta Sebastián Boesmi en esta muestra y aceptemos que, desde ellas, se estudia el concepto de desplazamiento, de camuflaje. Sin duda, el de indexicalidad y auto-organización de sus elementos, ahora más figurativos, ahora más abstractos. Orden en el caos. El arte mismo también supone un intento de generar un cierto orden dentro de ese caos, me recuerda este artista, que ahora me trae a colación al José Bergamín de Tiembla el misterio. Picasso furioso (2), cuando el español habla de “pintar bien” y “pintar mal” mientras reflexiona sobre Goya. Pintar mal puede ser pintar bien, porque pintar bien es hacerlo como uno quiere.

Boesmi pinta en un afán de buscar en el contraste no lo que diferencia, sino lo que marca la alternativa (poniendo a dialogar lo orgánico con lo artificial, lo complejo con lo simple, la luz con la sombra, la mancha con el trazo firme...), o lo que permite el encuentro de lo dispar.

Si saltamos a sus esculturas, estas vuelven a ser otro tipo de desplazamientos. “Curadorías clandestinas” las llama cuando se ocupa de esos neones que lo que logran es hacer entrar en la galería formas artificiales (un grafiti que alguien dejara en una pared) o naturales (un relámpago), todas de carácter efímero, que se materializan en algo estático en la sala de exposiciones.

¿Y qué decir de sus piano bulls? Son personajes que le permiten expandir la pintura, experimentar con los materiales. No se dejen llevar por su apariencia inocente. Me confiesa Sebastián que, por nacer migrante, no conserva prácticamente ningún recuerdo objetual de su infancia, ningún juguete. De alguna forma, Piano Bull (que a finales de año podría transformarse también en perrito u osito), es el único que 'sobrevivió', ya que lo dibujaba en sus cuadernos constantemente, de forma que de manera intangible y a través del arte siempre estuvo con él.

Su llegada a España le da un nuevo significado a este icono, dada la simbología tan marcada en torno al toro, muy ligada al poder y a cierta masculinidad que Boesmi trata de romper con su trabajo (y por eso en ocasiones su color es el rosa, identificado en la actualidad con la disolución de géneros pero que en su día identificó a los grandes prohombres, de ahí que los toreros sigan vistiendo con este color). Su personaje combina así sensibilidad con fuerza, aunque esta fuerza le llega desde su interior.

La pintura también se expande, no solo espacialmente, sino temporalmente, en el trabajo de Boesmi gracias al vídeo. En estas propuestas, el artista colabora con otros creadores (Camilo Moreno y Javier Rodríguez) en un deseo de que el movimiento permita cristalizar una imagen de lo invisible en un mundo como el actual donde el bombardeo de imágenes ya de por sí nos impiden generar una imagen real de lo que acontece. Otra vez el caos sin orden y el deseo de control. Es el píxel digital frente al microorganismo o la inabarcable nebulosa espacial. Y todo, como son capaces ustedes mismos de deducir, con su propia autopoiesis.

Entreguémonos pues al disfrute del trabajo de un autor que concibe lo suyo como un continuo, en el que cada propuesta es tan solo una parte de algo aún mayor, donde cada pieza encaja con las otras, generando un ritmo y reforzando su mensaje. Quizá el mensaje se camufla en los colores fluor, en las formas animadas de sus esculturas, en los ritmos hipnóticos de sus vídeos. No se preocupen: les saldrá al paso con facilidad. Es cuestión de asumir el reto y concienciarse de que uno mismo es el caos en el orden establecido. Se lo agradecerán.

Guadalajara (España), 20 de julio de 2025

Javier Díaz-Guardiola es periodista especializado en arte contemporáneo, crítico y comisario de exposiciones. En la actualidad es coordinador de ABC Cultural, redactor-jefe de ABC de ARCO y autor del blog de arte contemporáneo “Siete de Un Golpe”

NOTAS
1.- La conexión infinita. Una conversación entre Donna Haraway y Ursula K. Le Guin.” Edición de Marina Beloki. Continta Me Tienes. Madrid, 2024.
2.- Boesmi se ha leído el libro en la versión francesa publicada en 1991 por Deyrolle y titulada "Tout et Rien de la peinture. Le Mystère tremble".

Piano Bull ¨Silver¨.

Piano Bull ¨Silver¨.

Sebastián Boesmi

Piano Bull ¨Pink¨

Piano Bull ¨Pink¨

Sebastián Boesmi

Piano Bull ¨Gold¨

Piano Bull ¨Gold¨

Sebastián Boesmi

Portales hacia el Adentro

Portales hacia el Adentro

Sebastián Boesmi

Apacheta Pop

Apacheta Pop

Sebastián Boesmi

Glitch Líquido

Glitch Líquido

Sebastián Boesmi

Paz en lo incierto

Paz en lo incierto

Sebastián Boesmi

Pandas en la nube

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Sebastián Boesmi

Caraguatá en la Web3.0

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Sebastián Boesmi

True Love

True Love

Sebastián Boesmi

Rivelazione IV

Rivelazione IV

Sebastián Boesmi